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Cómo Gestionar el Estrés en Nuestra Profesión

Un cerebro positivo es 31 por ciento más productivo que un cerebro en negativo, neutral o estresado…

Shawn Achor

*Dra. Silvina Dubini Coach Ontológico Profesional – Abogada

Gran parte de nuestros días los dedicamos al trabajo y en muchas ocasiones somos meros autómatas, realizamos esta actividad en piloto automático, nos comunicamos, escribimos, nos movemos sin poner foco en lo que estamos haciendo.

Pensamos que podemos con todo, porque no pensarlo sería “signo de debilidad” sin darnos cuenta que muchas de las situaciones que vivimos en nuestro quehacer laboral, nos provocan estrés.

Frases como -“hacernos mala sangre” -“tomarnos las cosas a pecho” -“esto es un dolor de cabeza para mí”, las decimos a diario.

Las señales de alerta deben encenderse en el momento en el que aparecen síntomas como: “la sensación de vivir acelerado”, “olvidarnos de las cosas importantes”, “no poder dormir o despertarnos varias veces durante la noche”, lo que nos hace entrar en un círculo vicioso que no nos deja ver el problema real, mientras que las situaciones se van agravando cada vez más.

¿Cuántos de nosotros en algún momento de nuestra vida laboral hemos percibido situaciones estresantes?

Seguramente relataríamos muchas…

Por ello el tomar consciencia de esto, analizarlo en profundidad nos va hacer encontrar las formas para gestionar eficazmente lo que nos provoca estrés  y así tener una vida laboral plena, lo que todo ser humano desea.


¿Qué es el estrés?

Desde el punto de vista médico la Dra Maria Noel Parodi (*1) Especialista en Clínica Médica, nos comparte que puede definirse como una amenaza real o interpretada para la integridad fisiológica o psicológica de un individuo, en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como peligrosa o de demanda incrementada. 

Este matiz de que el daño puede ser real o potencial – en el sentido de que esté ocurriendo en el momento o que pueda ocurrir- es importante para entender la transición del concepto de estrés de tipo físico al que tiene una implicancia más emocional.

En nuestro profesión la Abogacía estamos muy  expuestos a situaciones de estrés que se generan por ejemplo cuando tenemos que hablar en público en el marco de algunas audiencias, al rendir exámenes o si se presentan conflictos graves en nuestros equipos de trabajos, entre otras causas que desde nuestra percepción son amenazantes y que desencadenan lo que llamamos estrés. 

Dentro de los cambios que ocurren como consecuencia del mismo, podemos observar:  dilatación pupilar que permite mejorar el campo visual, broncodilatación  para optimizar el intercambio a nivel pulmonar, vasoconstricción a nivel gastrointestinal, hipertensión arterial y aumento de la frecuencia cardíaca de modo de favorecer la llegada de flujo sanguíneo a nivel muscular. También genera aumento de la glucemia en sangre, que facilita el combustible necesario para favorecer la contracción muscular que permita la huida.  

Este desequilibrio es beneficioso a corto plazo, que ayuda a la supervivencia, esto se denomina estrés bueno, si no se desactiva y persiste demasiado tiempo se tornaría evidentemente nocivo para todo el cuerpo-mente.

Lo que podemos preguntarnos en este punto es:

– ¿Qué pasa si el estímulo estresante es persistente

– ¿Qué pasa si no llegamos a reconocerlo

Esta incapacidad para influir sobre el curso de la situación estresante es un factor destacado en la aparición de los efectos negativos, desarrollando lo que sería el estrés malo o eustrés.

El impacto de este último en la salud humana está ampliamente reconocido. 

Actualmente se sabe que la activación crónica de la respuesta de estrés constituye un factor de riesgo para numerosas enfermedades, como accidentes cerebrovasculares, arritmias, enfermedad coronaria, gastritis, además de exacerbar las ya preexistentes, como la hipertensión, la aterosclerosis, la diabetes, las alteraciones reproductivas y los trastornos afectivos. 

Ahora bien, imaginemos que vamos a nuestro trabajo como todos los días y nos sometemos a situaciones que para nosotros son estresantes como si estuviéramos caminando por la sabana africana y de repente apareciera un león, ¿Qué impulso nos daría esta situación? Nuestro cuerpo generaría glucemia e inmediatamente nuestro impulso seria HUIR, lo que nos haría estar en un estado de alerta permanente.

Según una encuesta realizada por International Bar Association (IBA) entre más de 3.000 abogados, más de una tercera parte consideran que su trabajo afecta de manera negativa a su bienestar emocional. 

Nos encontramos ante un grave problema disminución del bienestar y aumento del agotamiento, lo que afecta la motivación e influye directamente en los resultados que esperamos o que esperan de nosotros en el cumplimiento de nuestras tareas.

¿Y por donde podemos empezar?

Tres puntos clave para tener en cuenta: 

  1. Nuestra percepción: 

Todo comienza con la forma que percibo los hechos que se me presentan en el afuera, ya que los seres humanos somos subjetivos, interpretamos la realidad según nuestras propias experiencias, nuestro modelo mental, nuestras creencias y cuando observamos el mundo como una amenaza que va acompañada por una emoción, se desencadena una cascada de estrés, que nos lleva a tener una interacción problemática y desfavorable con el medio ambiente. No importa lo que sucede sino lo que yo creo que sucede. 

  1. Tomar consciencia de lo que genera en nuestro cuerpo físico y emocional: 

Si esta situación persiste vamos a comenzar a tener determinadas conductas y hábitos, por ejemplo reacciones desproporcionadas ante hechos menores, irritabilidad, gestos nerviosos, etc. Todo ello nos puede provocar síntomas físicos y psicológicos como dolores en el pecho, dolores en el estómago, tensión muscular, dolores de cabeza, la ansiedad, los miedos, la inseguridad, los cambios de humor, entre otros. 

A partir de aquí, sino nos dimos cuenta lo que nos estaba pasando podemos enfermarnos, ya que esto va a afectar a nuestro cuerpo.

Ejemplo de esto es la hipertensión arterial, las enfermedades cardíacas,  las enfermedades en la piel, entre otras, por ello es importante poner un freno e intervenir de forma consciente frente a la escalada del estrés. 

El estrés debería ser una fuerza poderosa conductora, no un obstáculo

Bill Philips
  1. Adquirir conocimiento para gestionar el estrés: 

Lo primero que necesitamos es tener un conocimiento más amplio sobre el estrés y sus consecuencias, pues con estos elementos sí podremos tener disponibles otras posibilidades de acción y formas de  gestionarlo, acceder a una mejor calidad de vida y prevenir enfermedades.

Conocer que  estresores están presentes en nuestra vida laboral nos va a hacer tomar consciencia de que manera podemos contrarrestarlos. 

Una de las mejores maneras de reducir el estrés es aceptar las cosas que no puedes controlar…

M.P. Neary

Según el Dr Lopez Rosetti, existen múltiples situaciones que condicionan nuestra situación de estrés, una es la llamada facultad de control. Conocer estos procesos es útil para que uno pueda realizar un autodiagnóstico y saber qué es lo que nos pasa y por qué.

Cuando yo tengo la capacidad de controlar mi vida, encuentro el equilibro, lo podemos graficar como una balanza.

Si yo tengo control de mi vida, la balanza se inclina hacia el lugar de no estrés. En cambio, si no controlo mi contexto, mi realidad, la balanza se inclina hacia el lugar de estrés. Por eso, es fundamental controlar la propia vida.

En conclusión, si usted tiene la sensación de que no controla su vida, su nivel de estrés va a ser más alto.(*2)

Tomemos algún suceso que te estrese y obsérvalo desde la perspectiva de estas tres preguntas:

  1. ¿Qué es lo que no controlo de esta situación?
  2. ¿Qué es lo que estoy tratando de controlar?
  3. ¿Qué podrías controlar que ahora no estoy controlando?

Esta última pregunta te permitirá enfrentarte a la situación estresante poniendo tus propias condiciones. 

Hablar del estrés significa hablar de nosotros mismos. De nosotros y de nuestra relación con el mundo (*3) . 

Como profesionales del derecho muchas veces estamos ocupados en todo lo que constituyen en sí nuestro día a día laboral, rutinas, plazos, audiencias, gestión del tiempo y dejamos este tema, las causas que nos generan estrés y sus efectos, cuando tendría que ser prioridad en nuestras agendas. 

Conocer de que se trata el mismo y las consecuencias que podemos tener sino bajamos la velocidad y nos enfocamos en nosotros mismos, recién ahí, vamos a poder ser guiados por una brújula que nos señala el norte integrando así nuestra vida personal y profesional.

Conectarnos con nuestros valores, determinar nuestras prioridades, aprender a ser asertivos, cambiar nuestra manera de ver el mundo, ser más flexibles ante los sucesos cotidianos, tomarnos tiempo para realizar un balance de en que estamos ocupando nuestro tiempo, cultivar las actitudes positivas como el optimismo, la esperanza, la gratitud,  nos van a hacer tener una vida con mayor bienestar. 

Establece la paz mental como tu meta más alta y organiza tu vida en torno a ella...

Brian Tracy

NOTA AL PIE

(*1) Médica que trabaja en el Hospital Fernandez y en el Hospital Nuestra Señora del Carmen de Carmen de Areco.
(*2) Qué es la capacidad de control y por qué reduce el estrés – Infobae
(*3) Dr Lopez Rosetti, El estrés Epidemia del Siglo XXI.

Publicación incluída en:

Revista del Colegio de la Magistratura y la Función Judicial del Departamento Judicial La Plata

Cómo gestionar el estrés en nuestra profesión. Por Dra. Silvina Dubini

Magistrad@s 5 – Octubre 2023 – Edición Anual
La Plata, Buenos Aires, Argentina.

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